Patreon
Volumen Aurora:
Prólogo
Episodio 1 - Capítulo 1, Libro de Danko
Episodio 2 - Capítulo 1, Libro de Álvaro
Episodio 3 - Capítulo 2, Libro de Andrea
Episodio 4 - Capítulo 2, Libro de Diana
Episodio 5 - Capítulo 3, Libro de Merlo
Episodio 6 - Capítulo 3, Libro de Carla
Episodio 7 - Capítulo 3, Libro de Hugo
Episodio 8 - Capítulo 3, Libro de Álvaro
Episodio 9 - Capítulo 4, Libro de Adán
Episodio 10 - Capítulo 4, Libro de Danko
Episodio 11 - Capítulo 4, Libro de Diana
Episodio 12 - Capítulo 5, Libro de Esteban
Capítulo 2 – On
the road
"The best teacher is experience and not through someone's distorted
point of view" – Jack Kerouac.
Libro de Diana
11/10/2012; 11:37 –
Madrid Población humana viva: 3.038.104.792
Diana
Soria desde siempre ha sido casera, aunque está conforme con ello, pues el
estudio le gusta y quiere llegar cuanto antes a la universidad, no sabe si para
estudiar biología o matemáticas. Apenas sale de su casa en su tiempo de ocio,
que dedica a la lectura, a bailar cuando nadie puede verla y a escuchar la
música de moda; así como a ver películas. Ha estado enamorada o mejor dicho
encaprichada varias veces, de una manera bastante platónica, pues jamás se ha
atrevido a hacer ningún movimiento, dado que los chicos que le han interesado,
siendo de su misma clase, eran siempre años mayores que ella.
Tiene
quince años. Fue adoptada por su actual familia cuando tenía tres, y desde
siempre ha vivido en Madrid, en Calada, un municipio grande del extrarradio
este. Por lo que sabe, fue abandonada frente a un portal y nunca más se supo
nada de sus verdaderos padres; pero esto no es algo que la haga sentirse
traumatizada. Tiene una complexión delgada y la piel bastante clara; su pelo le
cae suelto hasta los omóplatos, casi negro, lacio y muy suave; sus ojos son de
un tono castaño muy claro, algo anaranjados; su cara ovalada en las mejillas y
un poco afilada en la barbilla, aún tiene rasgos inocentes y adolescentes, con
algún grano intruso aislado. Apunta, espera, a convertirse en una mujer de
constitución y semblante hermosos. Ahora viste un pijama consistente en una
blusa de color blanco con lunares azules claros, y un pantalón del mismo color
que los lunares; ambas piezas hechas de una tela muy sedosa y fina; sus
alpargatas de pelo grueso blancas deben estar en alguna parte del vacío
insondable de menos de dos metros cuadrados en que habita.
Llorando
y suplicando, vuelve a tratar de razonar con su madre, al otro lado de la fina
puerta de madera del armario. El hedor de su propia orina en una esquina,
absorbida por una toalla colocada en la oscuridad, la abochorna e intoxica ya.
Los ojos le escuecen de tanta lágrima y tiene la voz ronca de chillar e
implorar. Al otro lado, su madre, desquiciada como si no la reconociera, sigue
aporreando la puerta lenta e incansablemente… No sabe cuánto tiempo lleva ahí
encerrada. Se ha quedado dormida varias veces sollozando impotente y muy
asustada. Ahora le duele la tripa de hambre y tiene la boca y la garganta
totalmente secas de sed. Ni siquiera ha podido ir al baño y con todas sus
fuerzas quiere evitar tener que humillarse aún más… Pero no podrá resistir
mucho tiempo. Llora.